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Algunos peces inician olas mexicanas para mantenerse a salvo de los depredadores
Una nueva investigación informa que al menos una especie de pez tiene un comportamiento similar al de los fanáticos de los deportes: las olas colectivas.

No es raro ver olas colectivas, también conocidas como ‘mexicanas’, en los estadios que albergan partidos de fútbol (soccer) en todo el mundo. Se trata de grandes grupos de aficionados que se levantan sucesivamente al unísono, como muestra de solidaridad entre ellos y sus equipos favoritos.
Mollies de azufre (Poecilia sulphuraria), sin embargo, hacerlo con un propósito completamente diferente. Un nuevo artículo describe este increíble comportamiento colectivo en las especies de peces silvestres, detallando cómo cientos de miles de individuos se coordinan, probablemente para protegerse de las aves depredadoras.
Más fuertes juntos
“Al principio no entendimos muy bien qué estaban haciendo los peces”, dijo David Bierbach, coautor del estudio. “Una vez que nos dimos cuenta de que se trataba de ondas, nos preguntamos cuál podría ser su función”.
El estudio muestra cuántos de los peces participan en tal comportamiento: puede haber hasta 4000 peces por metro cuadrado de ‘ola’, y cada uno puede incluir cientos de miles de individuos, según el equipo.
Los moluscos de azufre son animales pequeños, que se destacan por su entorno preferido: manantiales sulfúricos cuya composición química los hace tóxicos para la mayoría de las otras especies de peces.
El equipo explica que probablemente utilicen este comportamiento de onda viviente como una forma de confundir o tal vez disuadir a los depredadores, especialmente a las aves. Los moluscos también adoptan este comportamiento cuando la sombra de una persona cae sobre el agua, lo que refuerza aún más esta hipótesis. Las ondas individuales duran de tres a cinco segundos cada una, pero se ha registrado que los mollies repiten el comportamiento hasta por dos minutos.
El equipo primero tuvo que descartar la posibilidad de que este comportamiento fuera aleatorio; sus experimentos mostraron que los peces se involucrarían en ‘olas’ de una manera conspicua, repetitiva y rítmica en respuesta a los estímulos asociados con la presencia de depredadores.
Luego, examinaron si este comportamiento tuvo algún efecto en los propios depredadores: lo tiene. El equipo informa que las olas de peces inducidas experimentalmente redujeron drásticamente la frecuencia de los ataques de aves rapaces y duplicaron el tiempo que estas aves tardaron entre ataques. Para una de sus especies depredadoras (kiskadees, Pitangus sulphuratus), los patrones de olas también disminuyeron la probabilidad de captura.
Las aves expuestas a estos patrones de olas cambiarían de posición con más frecuencia que los individuos de control, lo que sugiere que pueden preferir centrar su atención en otras presas cuando se enfrentan al comportamiento de las olas de los moluscos.
Según el equipo, esta es la primera vez que se ha demostrado que un comportamiento colectivo es directamente responsable de reducir las posibilidades de que una especie sea atacada y presa. Es un descubrimiento importante para el estudio del comportamiento colectivo en animales de manera más amplia, añaden.
“Hasta ahora, los científicos han explicado principalmente cómo los patrones colectivos surgen de las interacciones de los individuos, pero no estaba claro por qué los animales producen estos patrones en primer lugar”, dice el coautor Jens Krause. “Nuestro estudio muestra que algunos patrones de comportamiento colectivo pueden ser muy efectivos para brindar protección contra los depredadores”.
Algo que el equipo aún no puede explicar es por qué tal comportamiento ayuda a proteger a los mollies de los ataques. Es posible que los movimientos confundan a las aves, o tal vez funcionen como una señal para el ave de que han sido avistadas, por lo que se considera otro objetivo por completo. El equipo planea explorar estas preguntas en el futuro.
El documento “Olas de peces como comportamiento antidepredador colectivo emergente” ha sido publicado en el diario Biología actual.
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