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Un estudio señala el papel que jugaron los aerosoles en el enfriamiento de mediados del siglo XX

El análisis de un núcleo de hielo extraído del sureste de Groenlandia aclara el papel que jugaron los aerosoles de sulfato -pequeñas partículas de contaminación compuestas por azufre- en el ligero enfriamiento que marcó la mitad del siglo XX. Los resultados fueron publicados recientemente en el Revista de Investigación Geofísica: Atmósferas.

El calentamiento global ya es de 1,2°C en comparación con el período preindustrial. Sin embargo, la elevación no es lineal. De hecho, cuando observamos la curva de temperatura global, identificamos una primera fase de calentamiento entre 1910 y 1940, una segunda fase mucho más incisiva desde la década de 1980 y un período de estancamiento o incluso una ligera caída entre las dos. Este último es más evidente en latitudes altas en el hemisferio norte.

Evolución de la temperatura media del globo entre 1880 y 2021. Créditos: columbia.edu.

Esta anomalía fría se ha atribuido a las emisiones de aerosoles de sulfato por actividades humanas. Son pequeñas partículas compuestas de azufre que reflejar la luz del sol y favorecer la formación de nubes bajas. Su fuerte aumento vinculado a las emisiones de Europa y América del Norte compensó temporalmente el efecto de calentamiento de los gases de efecto invernadero. Sin embargo, con las políticas de lucha contra la lluvia ácida y la contaminación del aire, sus emisiones disminuyeron rápidamente y el calentamiento global se reanudó con renovado vigor en la segunda mitad del siglo.

El papel determinante de los pequeños aerosoles

Con el fin de cuantificar mejor el papel que jugaron estas partículas en la pausa de mediados del siglo XX, en particular con respecto al dominio del Atlántico Norte donde la anomalía del frío es más significativa, un equipo de investigadores dirigido por el profesor Yoshinori Iizuka de la Universidad de Hokkaido. (Japón) estudió las huellas que dejaron en el hielo de Groenlandia.

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Intensidad de la deposición total de sulfato entre 1950 y 2014 reconstruida a partir del análisis de un núcleo de hielo de Groenlandia (curva negra). En azul y amarillo, depósitos artificiales y naturales simulados por modelos químicos y de transporte atmosférico. Los períodos de comparación mencionados en el estudio se identifican mediante carteles que se muestran en rojo claro. Créditos: Y. Iizuka y coll. 2022.

El estudio de un núcleo tomado del sureste de la capa de hielo mostró que el contenido de pequeños aerosoles de sulfato (menos de 0,4 micrómetros) era tres veces más grande entre 1973 y 1975 que entre 2010 y 2012. Una proporción muy superior a la esperada, pidiendo revisar al alza el efecto de enfriamiento que les corresponde. Y por una buena razón, los pequeños aerosoles son particularmente efectivos para difundir la radiación solar y estimular la formación de nubes. Por el contrario, los investigadores no observaron ninguna diferencia en el número de partículas grandes.

Además de precisar la relación entre las emisiones de sulfatos y la evolución del clima durante el último siglo, los resultados del estudio invitan a considerar con mayor detenimiento las emanaciones de sulfatos biogénicos, es decir, de origen natural. Efectivamente, resulta que el calentamiento global aumenta estas emisiones por encima de los océanos, lo que podría moderar, en una medida que queda por precisar, el aumento de la temperatura media.