En el Reino Unido, tuvo lugar una experiencia increíble. Una mujer con depresión severa fue tratada con un implante cerebral eléctrico. Este método podría eventualmente reemplazar los tratamientos farmacológicos que resultan ineficaces en algunas personas.
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Un éxito espontáneo
La depresión es un tema constante de investigación científica. Recientemente, un estudio de EE. UU. Concluyó que el gas de la risa en dosis bajas (u óxido nitroso) podría usarse como tratamiento. Sin embargo, este producto generalmente utilizado como anestésico también está sujeta a un uso indebido, con fines recreativos, por parte de los jóvenes.
En un artículo del 4 de octubre de 2021, el diario británico El guardián dio detalles de una experiencia sorprendente que involucró a un paciente de 36 años con depresión severa. Este fue el tema de un terapia a través de un implante cerebral eléctrico que espontáneamente resultó ser un éxito. Los resultados del experimento fueron publicados en la revista. Medicina de la naturaleza.
“Cuando recibí la primera estimulación, sentí la sensación de alegría más intensa y mi depresión fue una pesadilla lejana por un tiempo. Fue la primera vez que me reí o sonreí espontáneamente en cinco años ”, dijo el paciente.

Solo apto para personas con enfermedades graves.
En realidad, no se trata de uno, sino de dos implantes. El primero hizo posible definir el área cerebral responsable de la depresión del paciente: el estriado ventral, ubicado en la amígdala. Este último juega un papel en la motivación y el manejo del dolor y las cicatrices. Sin embargo, el cuerpo estriado ventral pareció reaccionar instantáneamente a los estímulos eléctricos. El segundo implante se utilizó para detectar la llegada de la “firma de depresión” en la amígdala, antes de enviar automáticamente estimulación al estriado ventral.
Según los investigadores, este tipo de terapia solo sería adecuada para personas sufre de un trastorno mental grave. Sin embargo, esta experiencia representa un avance muy importante en el conocimiento de la función cerebral afectada por la enfermedad mental. Hay que decir que en el Reino Unido, entre el 10 y el 30% de las personas que sufren de depresión no responden a los tratamientos farmacológicos prescritos, potencialmente cerca de tres millones de personas.
Mientras tanto, las personas con enfermedades graves pueden estar tranquilas. El paciente que participó en el experimento ahora sabe que se trata de trastorno tratable y no algún tipo de defecto moral. Para esta última, la terapia marca un verdadero punto de inflexión en su vida. Hasta ahora, solo notó los lados más oscuros de nuestro mundo.
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